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CARLA ROMERO

CAPITULO III. EL PROBLEMA DEL VALOR CUANTITATIVO

Uno de los primeros pasos que toda sociedad debería aplicar a la producción es el trabajo y que los resultados se pudieran repartir entre esa misma sociedad. En este capítulo lo que se trata de descubrir es la relación entre las proporciones de mercancías que necesita toda sociedad y el tiempo de trabajo que se gasta en su producción.

 

Para Marx, esta relación es exacta. Para productos de igual tiempo de producción correspondería el mismo valor. Sin embargo es difícil el comparar el trabajo cualificado con el trabajo simple y no se debería discriminar al hábil e igualarlo con el inhábil. Hay que separar entre el trabajador cualificado por que tenga una gran habilidad y el trabajador cualificado para gracias a un entrenamiento.

 

Existe la teoría de que a mayor cualificación el valor que se puede deducir es mayor en el producto. Sin embargo esto puede llevar a la confusión. Marx lo que realiza es una abstracción pertinente en el sentido del propio término.

 

Sobre el papel de la competencia, lo que se puede asimilar a las condiciones de tiempo son las condiciones de cambio. Otro valor desvirtuaría el mercado, haciendo uno inviable o vacío de incentivo.

 

El que haya libertad para escoger y el que no haya obstáculos en el cambio son dos circunstancias que se deben producir para que exista el libre mercado. Entonces tenemos que la teoría de la determinación de los precios por la oferta y la demanda forma parte de la teoría basada en el trabajo. Y es que cuando se equilibran la oferta y la demanda esto se produce mudamente y entonces cesan de actuar y el precio de mercado de una mercancía llega a coincidir con su valor real.

 

Referente al papel de la demanda, Marx la utiliza como mero margen de proporción, y no le asigna un papel de determinación en los equilibrios. Pero sin embargo si tendremos que tomar muy en cuenta la demanda si se amplía al estudio de la asignación de la fuerza de trabajo la teoría de los valores cuantitativos. Con lo que si necesitamos es el conocimiento de dos tipos de informaciones, la referente a la intensidad relativa de la demanda y la información sobre el costo relativo en trabajo. Solo así entonces podríamos llegar a conseguir el equilibrio.

 

Podemos distinguir dos motivos fundamentales por lo que Marx no llegó a elaborar en profundidad una teoría de los consumidores. El primero sería que para esta autor lo importante era el cambio social. El segundo estaría en que la demanda social estaría condicionada por las relaciones sociales más que por las propias necesidades primarias con lo que la demanda del mercado está dominada por la distribución del ingreso.

 

Lo que debemos tener en cuenta y asumir que es los factores subjetivos tienen un peso importante en el proceso de cambio. Pero se puede admitir que para los problemas en que está interesada la teoría de la opción de los consumidores esto es poco o nada determinante.

 

Marx resume las fuerzas actuantes en una sociedad productora de mercancías que regula la asignación de la fuerza de trabajo a las diferentes ramas de la producción, la cantidad producida de cada una y las proporciones del cambio de mercancías en la que denominó ley del valor. Para su existencia es necesario que la sociedad de productores privados satisfaga sus necesidades por el cambio entre ellos. Es por ello que a pesar de no estar centralizado el mercado, no domina el desorden sino el orden.

 

Y hablando de los precios de producción, estos se derivan de los valores de acuerdo con ciertas reglas generales ya que se puede llegar a decir que las desviaciones no carecen de explicación ni son arbitrarias. El precio de producción son modificaciones de los valores sin embargo el precio a secas es tan sólo la expresión monetaria del valor.

 

Ya para terminar comentaremos el concepto de monopolio. El monopolio perturba las relaciones de valor cuantitativo pero no las de valor cualitativo. En este ámbito el precio está marcado por el anhelo de adquirir de los compradores, independientemente del precio que se marque por sus costes de producción y el valor del producto. Entonces tendríamos que tanto la calidad producida como el precio ofrecido serían distintos a los existentes en un régimen de competencia.

 

 

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